28 mayo 2006

Los niños nunca mienten

Acabo de leer un post en el blog de Martin Varsavsky donde se le pide a un niño de 11 años que opine sobre la descarga de películas y música de la red y el delito que ello constituye, la respuesta no tiene desperdicio y aunque lo podéis ver aquí lo reproduzco a continuación:

Cuando robas a alguien, privas a esa persona de algo. Tú lo tomas y él lo pierde. Tienes un coche, yo te lo quito y me escapo. Yo lo conduzco, pero tú no. Pero con la música y las pelis no funciona la analogía del robo. Tú tienes un archivo, yo lo copio con tu permiso, y tú todavía lo tienes. No hay robo, ambos lo disfrutamos. Yo le dije entonces lo siguiente: “si, pero cuando compras un DVD o un CD no estás pagando por un producto, sino más bien por una licencia para disfrutar de ese producto”. Y, nuevamente, su respuesta no se hizo esperar.

¿Y por qué lo que dices se aplica a los DVDs y no a los libros? ¿Cómo es posible que en la biblioteca de mi escuela los libros puedan ser leídos por todos los niños? ¿Las bibliotecas pagan por los libros o por la cantidad de personas que los leen? Si mis amigos me permiten hacer una copia de la música o las pelis que compran, ¿cómo puede eso ser diferente a lo que hace la biblioteca en mi escuela? ¿Por qué no puedo copiar su música a mi disco duro, pero si puedo leer sus libros? ¿Por qué no pueden todos los niños de una escuela hacer una biblioteca digital y compartir los contenidos?.

¿Algún abogado valiente que demande a la SGAE por ladrones?

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