29 mayo 2006

El compañero-parásito

No se por qué pero en algunas de las empresas con las que trabajdo los empleados me utilizan como confesor, en cuanto tienen un momento me cuentan los problemas que tienen con el jefe, con los compañeros, con su trabajo... me imagino que entenderán que puedo hablar con el dueño (mi cliente) y transmitirle lo que piensan sus empleados (en vez de decirlo ellos directamente).

Ayer me sucedió uno de estos casos y me resultó curioso porque es un caso que cada vez se está repitiendo más: se trata del compañero-parásito. Este compañero tiene una capacidad innata para saber escoger a su víctima entre aquellos de sus compañeros que se sienten más vinculados emocionalmente con los demás y siempre están dispuestos a hechar una mano, además es necesario que esa persona tenga una personalidad débil y sea poco competitiva. El compañero-parásito entonces empieza a ganarse la confianza de esa persona y a bombardearla psicológicamente con comentarios del tipo "es que no doy a basto", "todo el trabajo pesado me lo cargo yo", "tengo que entregar dos informes mañana y no me da tiempo"... hasta que su compañero cae en la trampa y le ofrece su ayuda. A partir de ahí el compañero-parásito se dedica lenta pero inexorablemente a desprenderse de su trabajo y a pasarselo metódicamente a su víctima, poco a poco, calculando fríamente para que no parezca un abuso, cada vez más trabajo y todo ello regado de más comentarios del tipo "menos mal que me estas ayudando", "otra vez dos informes para mañana", "no se que haría sin tu ayuda", "eres la única persona que me parecia aquí".

El tiempo pasa y lo acasional se conmvierte en costumbre. El compañero-parásito se desprende totalmente de parte (suele ser la parte más engorrosa y los típicos marrones) de su trabajo que pasa a ser trabajo de su víctima y, llegado el punto, usará frases del tipo "esto que te pasé ayer tienes que terminarlo hoy", "me voy a llevas una bronca por tu culpa" que tratan a la vez de crear sentimiento de culpa en la víctima y de hacerle asumir como suyo el trabajo que no lo es. En el caso de ayer la pobre víctima llegaba a hacer horas extra para terminar el trabajo que el compañero-parásito le pasaba mientras este se iba puntual como un reloj suizo.

La única forma de salir de esto es plantar cara al compañero-parásito, pero si este ha elegido bien a su víctima esto no se producirá nunca y se consumirá en su propio puesto de trabajo, atrapado en una tela de araña de culpabilidad y responsabilidad asumida, tratando de sacar el trabajo de dos, bajando el rendimiento, aumentando el estrés, hasta que decida marcharse o lo despidan.

1 comentario:

LibertaCom dijo...

Ese tipo de compañero no lo he sufrido yo nunca, supongo que por que puesto a ser cabrón puedo serlo como el que más. Sin embargo entiendo que cierto tipo de personas puedan caer en esa trampa.
Incluso si pienso un poco me viene a la mente un tipo que se encargaba de ensalzar convenientemente la amistad y el trabajo en equipo cuando necesitaba una mano. Sin embargo cuando le tocaba a él echarla salía con un: "esa no es mi responsabilidad", "no es mi área". De echo el muy cabrón ahora mismo trabaja solo media jornada y tiene un auxiliar para sacarle todo el trabajo. Pero supongo que la culpa es de su jefe.